También disponible en Euskera: Loiola. HIstoria eta arkitektura
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Por Imanol Murua Arregui (Diputado General de Guipúzcoa)y Juan José Zubimendi Imaz (Diputado Foral de Urbanismo, Arquitectura y Medio Ambiente)
La Diputación Foral de Gipuzkoa se complace en patrocinar y presentar este erudito estudio del Archivero de Loyola, P. José Ramón Eguillor, cuyos conocimientos históricos sobre el edificio monumental de Fontana son casi exhaustivos; y asimismo en ofrecer esta edición de alta calidad, tanto en maquetación como en fotografía, que vienen a ser el sello de identidad de la editorial ETOR.
Loyola ha sido desde sus orígenes un símbolo espiritual. El turismo religioso ha encontrado en la Basílica y en la Casa Natal de San Ignacio un punto de referencia de sus aspiraciones transcendentes. Pero Loyola es también un símbolo cultural, una de las significativas creaciones artísticas de Gipuzkoa.
Cuando la Diputación Foral emprendió, en fechas recientes, el ambicioso proyecto de restaurar Loyola, lo hizo en la persuasión de que la mayoría de los valores que encerraba el Monumento eran prácticamente desconocidos para el gran público. Era por tanto preciso redescubrir Loyola. Su arte y su historia pertenecían a nuestro patrimonio cultural por derecho propio.
La historia del feudalismo tardío de nuestra Baja Edad Media, con sus luchas banderizas entre Parientes Mayores y Hermandades de las Villas, pasó por la oñazina Loyola del siglo XV. Los episodios de la Ilustración del XVII y XVIII, con su secuela de expropiaciones y restituciones, hicieron blanco en Loyola. La contienda carlistaliberal del XIX, convirtió a Loyola en bandera de lealtades y deslealtades. Y hasta la historia reciente del XX se ha cruzado con Loyola.
El arte en Loyola es Loyola misma, desde su silueta exterior inconfundible, hasta la monumentalidad de sus escalinatas y patios interiores. El barroco italiano de Carlo Fontana, y las variantes introducidas por los maestros locales, se han ingeniado para encontrar en Loyola el punto de equilibrio entre las tendencias clásicas y modernas del barroquismo del XVIII. Resulta, por lo demás de una extraña originalidad la localización de un edificio urbano en un medio rural, donde la naturaleza agreste del valle de Iraurgi flanquea la elevada cultura de la escuela de Bernini.
La Diputación de Gipuzkoa, ofrece esta magnífica edición de Loyola, historia y arquitectura, persuadida de que brinda al público culto que desde los cinco puntos de la geografía se concentran en Loyola con motivo del V Centenario de Iñigo de Loyola, una aportación valiosa, que contribuirá sin duda a elevar la calidad de vida de nuestra Sociedad en los umbrales del año 2000.
Por José Ramón Eguillor S.I.
Hace ya más de veinte años vine destinado a Loyola, y no mucho después se me encomendó el cuidado de su Archivo Histórico. Puesto en esta ocasión de conocer más de cerca no sólo la figura de San Ignacio sino también su Casa y Santuario, fui cayendo en la cuenta de que en el Archivo dormían inéditos o casi ignorados bastantes documentos relativos en particular al gran edificio monumental.
Estando en esto, escribió a Loyola un alemán, Hellmut Hager, profesor de arte en la Universidad de Pennsylvania, que era especialista en el estudio de Carlo Fontana y que además había tenido la suerte de identificar en Roma un dibujo de sus planos de Loyola desgraciadamente perdidos. Buscaba nueva documentación.
Por otra parte, en Madrid estaba el P. Rafael Mª de Hornedo S.I., acreditado crítico de literatura y arte, quien en el año 1956, con ocasión de la celebración del 4° Centenario de la muerte de San Ignacio, había publicado en la revista "Miscelánea Comillas" lo mejor sin duda que se había publicado acerca de la bellísima basílica de Loyola.
A ambos les convoqué para un encuentro en Loyola en el verano de 1975, en el cual les propuse que, con las nuevas aportaciones del Archivo Histórico de Loyola, rehiciesen sus trabajos a fin de que, a pesar de las aún inevitables lagunas documentales, presentásemos un estudio lo más completo posible sobre el gran edificio monumental. Yo aportaría la nueva documentación, coordinaría sus trabajos, y añadiría ciertos puntos de interés para la visión histórica y arquitectónica de Loyola.
Fruto de aquel feliz encuentro es este libro. Su cuerpo lo forman principalmente los dos estudios de Hager y Hornedo.
Hager compara el plano real de Loyola con el plano primitivo que él ha descubierto, y, en general, compara el edificio de Loyola con las demás realizaciones y proyectos de Fontana, tratando de leer en él sus características propias.
Hornedo sigue paso a paso cronológicamente la historia de la construcción desde su comienzo en 1688 hasta su interrupción en 1767, poniendo de relieve los puntos y momentos más importantes y buscando, aun en los menores detalles, el conocimiento más exacto de sus autores y del modo como se realizó la obra.
Esta parte central del libro queda completada con dos estudios míos: uno sobre los Maestros Ibero, Ignacio y su hijo Francisco, y la parte que tuvieron en la construcción del edificio; y otro más breve sobre el sentido ignaciano de su hermoso templo.
El mismo P. Hornedo ha antepuesto otro estudio suyo -preliminar al de Hager y al suyo propio- sobre la preparación y gestación de la fundación del Real Colegio.
Por lo que a mí toca, me ha parecido anteponer todavía otros temas preliminares relativos a la Casa de San Ignacio, que es el núcleo del Santuario y la joya para la que se hizo el precioso joyel del gran edificio: su origen histórico; las estancias de San Ignacio en su casa, base de su veneración; el tratamiento religioso artístico que se ha dado a ésta en los pasados siglos; y las distintas ramas del árbol genealógico de los Loyola por las que ha pasado esa casa y su mayorazgo.
Y después he añadido, como temas complementarios, unas síntesis históricas sobre los habitantes del edificio, sobre su propiedad jurídica, y sobre la terminación de las obras al fin del siglo XIX y aun en la actualidad.
Al fin va un amplio apéndice documental de Loyola en sus raíces y en su desarrollo histórico.
Tengo que agradecer a mis colaboradores el entusiasmo con que aceptaron mi propuesta y la constancia que han puesto en su realización venciendo todas las dificultades de trabajo y aun de salud.
Únicamente debo añadir que este libro se estaba gestando -como he indicado antes- hace ya bastantes años, y que su publicación, por varias causas, se ha retrasado más de lo que se esperaba. Al amparo de esta tardanza, ha habido quien se ha adelantado a publicar, en su tesis y libros sobre el barroco guipuzcoano y sobre el Santuario de Loyola, muchos y valiosos materiales de este libro y del Archivo Privado de Loyola que se le habían confiado sólo en plan amistoso, confidencial y reservado. Quede esto dicho en honor de la verdad y en defensa de los, fueros de la amistad y de la lealtad.
Ofrezco todos estos trabajos a San Ignacio que es el héroe de esta Casa y Santuario de Loyola como primicias de los dos ya próximos jubileos suyos: el 450° aniversario de la aprobación de la Compañía de Jesús en Roma en 1540, y el 5° centenario de su nacimiento en Loyola en 1491.
Loyola, 22 de Abril de 1989.
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