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El grabado artístico
El tratar aquí el tema del grabado artístico, litografía etc. nos permite y nos ayuda a establecer un panorama más completo de los elementos para una historia gráfica tal como la planteamos.
El grabado artístico se sitúa entre la pintura y el dibujo y se distingue del grabado al servicio de la información y de la actualidad. Y nos permite establecer las distancias con el cartelismo. El grabado artístico queda más cerca del campo de la pintura en el ámbito del arte. Por otra parte, el grabado de las revistas ilustradas queda en el marco de la información.
Pero hemos traído aquí de entre los grabados artísticos los que tienen más elementos informativos o que reflejan aspectos de la vida cotidiana de su momento. Es obvio el valor de testimonio histórico que tienen muchos artistas pintores y entre ellos los cultivadores de algunos estilos más que otros. Traemos los grabados además de por ese valor informativo, por su cercanía a los grabados informativos desde el punto vista formal y por su carácter de mayor carga dramática en su estilo de ejecución y en la limitación de sus recursos cromáticos (el grabado en los tonos de grises pretende ser pancromático, reflejar todo el cromatismo). El grabado artístico no se libra de una cierta fuerza caricaturesca quizá por la obligada reciedumbre de su técnica. Caricaturesca o expresionista.
Un documento gráfico tiene múltiples valores testimoniales: el gráfico tiene un texto, y tanto el gráfico como el texto, cada uno, tienen forma y contenido. Y tanto las formas como los contenidos son memorias testimoniales de acontecimientos, usos, costumbres y creencias y de gustos y estilos estéticos, y de modos en los diversos campos de la vida cotidiana.
El libro, La España negra, testimonia con grafismo recio realidades interpretadas por la dramatización de una sensiblidad romántica.
El otro libro, Urrundik, crea una figuración difuminada del imaginario de algunos aspectos de la cultura vasca seleccionados y considerados en una reflexión metacultural o ideológica del nacionalismo en el exilio.
Las comparaciones contrapuestas entre ellos enriquecen el panorama de las diferentes modalidades que pueden tener los testimonios gráficos con valor histórico.
Ambos constituyen dos modelos de adecuación gráfica artística a los textos a los que acompañan.
Tratamos además de resaltar que a toda imagen corresponde un texto que puede estar de modo explícito o implícito. Y que estando expreso o no, puede ser claro o incomprensible, o también ambiguo en su interpretación, pero que en cualquiera de los casos encierran en si mismos cargas testimoniales muy diversas.
En estos casos la adecuación entre la representación gráfica y el texto resulta ejemplar aunque en ambos por razones y de modo diferente y los exponemos, ambos, como contraste enriquecedor para ambas visiones.
El grabado informativo
Las revistas ilustradas establecen su función en la información del acontecer reciente, del acontecimiento puntual, del suceso.
La posición del grabado informativo frente al acontecer es la de la objetividad; tratan de representar la realidad formal, copian lo que ven, su finalidad es la información, ilustran noticias, y algunas imágenes representan instantáneas. Buscan la exactitud, están en la onda del realismo y del naturalismo y bajo el impacto de la naciente fotografía que es vista como el paradigma de la objetividad. La reproducción de la realidad de la fotografía cuestiona la objetividad del dibujo y su validez informativa.
El punto de inflexión de la objetividad encuentra su momento más representativo y ejemplar en los grabados que llevan la indicación «Tomado de fotografía». Es el punto de transición del grabado a la fotografía y el punto de transición de técnicas de impresión, es por tanto también el punto en que se produce una inflexión también en las artes gráficas.
Y en este tipo de grabados el que resulta paradigmático es el que representa una máquina de ferrocarril descarrilada. En ese grabado tomado de fotografía se manifiesta el interés por la actualidad como suceso; es la noticia de actualidad, y además actualidad del suceso accidental; es el accidente, lo imprevisible, como noticiable, el acontecimiento sorpresivo y sorprendente. Y además se trata de un suceso que muestra un aspecto negativo de la técnica, que además es uno de los logros más significativos de la época como es el ferrocarril. Representa la falibilidad de los nuevos saberes científicos, es la noticia representativa del error, de la inseguridad, del riesgo de la mecánica y de los nuevos logros técnicos.
El dibujo y el grabado se ponen al servicio de la imagen objetiva de la fotografía como una rendición, como una posición de esclavitud ante el vencedor. La fotografía cuestiona la objetividad del dibujo e impone a las artes gráficas cambios técnicos. Le sitúa al al lector ante la elección . Tiene que optar entre la preferencia estética de la tradicional representación artística y el hábito de una estética, o aceptar el nuevo paradigma estético-formal que va a introducir, no tardando mucho, con la instantánea, una nueva percepción del instante incidiendo incluso en su percepción del tiempo como movimiento en el punto crucial del momento del acontecer.
El grabado y el cartel
Aproximación fenomenológica a su diferencia
El cartel en un aspecto al menos es un tipo de representación contrapuesta a la del grabado artístico. Este era una visión expresionista de constreñido monocromatismo o forzosamente gris. El cartel lleva en su ser el colorismo; el cartel es sensual y sensitivo en su formalidad.
Pero si del grabado decíamos que era una forma de mirar, del cartel diríamos que es más una forma de decir; de un decir amable y predispositivo, un decir comunicativo, un decir convincente, pues tiene una finalidad publicitaria. Tiene que predisponer a oir, busca que le dejen decir su mensaje, y tiene unas características de desenfado que se deja decirse a sí mismo.
El grabado está constreñido en el mirar y sufre en su expresión. El grabado es también un decir, pero es más un autodecirse, un sufrido decirse, un decirse crudamente y hasta cruelmente. El cartel por el contrario es un grito, es una proclama satisfecha de sí misma, feliz de expresarse y del modo de hacerlo.
El grabado es intimista e introvertido su creación es un ejercicio autorreferente. El cartel en cambio es dicharachero, extrovertido, su creación es un ejercicio de alteridad.
El grabado busca hacer reflexionar; el cartel busca convencer.
EL grabado es monocromo y severo; el cartel es polícromo y vital.
El grabado es testimonial de una situación; el cartel es proyectivo de una idea.
El grabado mira a lo actual a la situación presente y dice de algo cómo es hoy, es concienciador de una situación, es noticia de algo, levanta acta del presente como un notario; es expositivo y cuestionador.
El cartel es una invitación hacia el futuro, es previsor, anticipatorio, tiene algo de futurólogo, es un intento de adivinación, es prometedor, propone dinamismo inmediato, es propositivo y directo, y urgente en su invitación.
Grabado y cartel tienen cada uno su texto: El grabado tiene un título que es su texto; el cartel tiene un eslogan. El grabado tiene un texto identificativo de lo representado; El texto del cartel es una información y una proposición.
El cartel reflejo de época, de civilización y cultura
El cartel es un reflejo generalmente optimista de la sociedad en un momento puntual.
Son necesarias algunas precisiones para establecer algunas distinciones.
En los carteles de guerra su trágico mensaje también es optimista. Pero su emotividad está cargada de gravedad y de especial urgencia. Es exigente en su demanda que se hace imperativa, e impositiva; tiene una dimensión ética imperativa.
También es peculiar el cartel político que participa de algunas de las características del cartel de guerra. Y algo parecido ocurre con el cartel asistencial y el religioso.
Pero dicho esto hay que insistir en que el cartel por la simple presencia, con frecuencia espléndida, del color, la nitidez del dibujo, y por las características que definen al cartel, ya por eso mismo es testimonio de una época siendo importante. Evidencia un gran cambio técnico en las artes gráficas; la utilización del soporte papel de grandes dimensiones y la fácil y barata obtención de múltiples reproducciones.
Pero aún en una consideración más radical diremos que la misma existencia del cartel con su función publicitaria, con las características que el cartelismo presenta, está manifestando la existencia de un fenómeno nuevo que es la producción industrial de bienes que consecuentemente necesitan y conllevan un consumo masivo que a su vez desarrolla el fenómeno publicitario del que como hemos dicho el cartel es su manifestación y que crea una de las artes aplicadas más importantes.
La época clásica del cartelismo refleja en sus temas más frecuentes los grandes avances técnicos y las tendencias en los hábitos de consumo además de los valores imperantes o emergentes en la sociedad en cada momento: la energía eléctrica para el alumbrado, la radio, el ferrocarril, el automóvil, la motocicleta y la bicicleta, las actividades deportivas y las de ocio como el viajar, los cuidados de la salud y la farmacia, los hábitos y productos higiénicos y cosméticos, la sofisticación en el vestir, las bebidas y el tabaco, las actividades de arte, cultura y espectáculos.
El editor
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