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Exposición introductoria en orden a mostrar qué es lo que pretendemos y cómo hemos de trabajar1
1. Reflexión sobre la Doctrina Social de la Iglesia en general
• Hablar de la Enc. Pacem in terris (PiT) supone hablar de la Doctrina Social de la Iglesia. Es ésta una opción que se hace de entrada. Podría haber sido otra. Puede agradar más o menos, pero somos libres de aceptarla o no. Tiene sus valores y sus limitaciones. Quien esperara otra cosa, no estaría a gusto en el desarrollo de estos Encuentros.
• La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) implica:
- Un cuerpo sistemático de doctrina, relativa a la convivencia socio-económica y socio-política, es decir, una filosofía «social», a partir de una determinada concepción del hombre, de su socialidad y de las relaciones históricas en las que esa socialidad se manifiesta.
- La historia se va haciendo en el tiempo, va cambiando por diversos factores, especialmente por la ciencia que se transforma en técnica, y que se pone al servicio de objetivos, que pueden estar al servicio de la persona humana o de otros intereses, incluso a costa de esa persona.
- Si la DSI quiere proyectarse sobre la realidad cambiante, habrá de hacer un doble esfuerzo: conocer la realidad y descubrir las exigencias humanas que esa «doctrina» ha de tener sobre la realidad, con el fin de proyectar sus valores sobre la historia que se está haciendo.
- De esta manera, la DSI puede verse desde la perspectiva del «juicio» elaborado sobre la realidad y sobre los mecanismos económico-políticos que la van construyendo. Un juicio hecho a partir de la persona y de su dignidad (=juicio ético). Pero puede también verse desde la perspectiva del «impulso» para la creación de realidades socio-políticas más humanas.
• De ahí que tanto en la elaboración de los principios doctrinales como en el trabajo de su proyección a la realidad, el Magisterio de la Iglesia y la Praxis de quienes quieran inspirarse en él, habrán de actuar conjuntamente para acertar en la elaboración del «juicio» práctico, previo a las decisiones a tomar. Todo ello en el respeto debido a la libertad ante las diversas «opciones» prácticas, que puedan derivarse de la aceptación de los mismos valores que las inspiran.
• Por ello, la DSI no es una «ideología» determinante de la «praxis», sino la afirmación sistematizada de los «valores» que han de inspirarla en función de la defensa del valor fundamental de la persona humana.
• De ahí que en relación con la PiT, desde la conjunción de los «valores» con la «praxis», podamos hablar de una «continuidad» respecto de la doctrina anterior a ella, de una «innovación» exigida por la adecuación al momento histórico en el que se escribió y de la mayor o menor «actualidad» que ella pueda tener en el contexto actual, habida cuenta del cambio histórico dado actualmente respecto del momento en que ella fue escrita.
2. Aplicación de esta reflexión a la Pacem in terris
• Continuidad de la PiT respecto de la anterior DSI:
- En ella están presentes algunos puntos, históricamente situados, de la doctrina de León XIII, frente al individualismo y el liberalismo racionalista.
- Se reitera el rechazo de Pio XII respecto del totalitarismo y, junto con este rechazo, la afirmación de la dignidad de la persona humana y de los derechos humanos fundamentales.
- Se recoge también en sus contenidos históricos tradicionales, la doctrina anterior sobre el hecho de la socialización, la guerra justa, etc.
• Innovación de la doctrina de la PiT y puntos fundamentales de su doctrina:
- Secularización de la valoración de la dignidad de la persona humana y de los Derechos humanos fundamentales, como base ética de todo orden socio-político auténticamente humano, tanto nacional como internacional.
- Defensa de un «bien común universal» por encima de los bloques ideológicos enfrentados en la «guerra fría» y afirmación de la necesidad de una autoridad internacional de alcance mundial.
- Afirmación de la vigencia de los «valores éticos» para la creación de ese bien común internacional.
• Actualidad de la PIT y, en general, de la DSI, ante lo «nuevo» de la situación actual y particularmente ante la globalización, y proyección de esa doctrina sobre esta situación:
- Ruptura o cambio en la continuidad, problemática socio-cultural a partir de la crisis del concepto de «naturaleza» y de la fundamentación en ésta del orden en la convivencia social.
- El fenómeno de la globalización entendida como realidad ya actual o como una dinámica tendencial orientada a la convergencia hacia una unidad socio-cultural de alcance global. Sus repercusiones en la identidad de las «naciones» y de los «pueblos».
- Dimensión política del fenómeno de la globalización y sus repercusiones en la realidad y en la concepción del Estado moderno y su soberanía. Los «poderes» transnacionales como principio de limitación de la soberanía política.
- Dimensión socio-económica de la globalización. El neo-capitalismo del mercado libre actual como expresión del pensamiento único de los poderes económicos imperantes y sus repercusiones perjudiciales para los países más pobres y menos desarrollados. Las nuevas vías de la generación de la pobreza.
- La universalización de los conflictos y la crisis del orden internacional. El fenómeno del terrorismo «mundial».
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