También disponible en Euskera: Euskal Herriko Fauna III
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La teoría de la evolución, planteada en sus postulados básicos por el inglés Charles Darwin (1809-1882), adjudica a las especies la capacidad de cambiar en el curso de generaciones como resultado de presiones externas, ambientales. Los seres más complejos descienden de otros más primitivos, y así hasta remontarse a un origen común. Las aves y los mamíferos, por ejemplo, aparentemente tan diferentes entre sí, proceden de ancestros reptilianos. La extinción de los dinosaurios al final de la era Secundaria dejó un vacío que fue aprovechado por los mamíferos para su diversificación y expansión ecológica.
El éxito de los mamíferos
El éxito evolutivo de los mamíferos se basa en:
• el desarrollo del cerebro, que se refleja en un aumento de la inteligencia y de la capacidad de adaptación,
• el mantenimiento de una temperatura corporal constante, favorecida por el desarrollo del pelo, lo que permite una actividad continua a despecho de la temperatura exterior, cosa de la que son incapaces los reptiles,
• el viviparismo y la producción de leche para alimentar a las crías. Otros rasgos distintivos, se relacionan con la protección brindada por la madre tanto durante el crecimiento embrionario como posteriormente, con el cuidado de la prole,
• su adaptación al medio. La mayoría de los mamíferos son terrestres, habiendo desarrollado sus extremidades para una locomoción eficaz en este medio.
Algunos han modificado extraordinariamente sus miembros hasta convertirlos en herramientas para el vuelo (murciélagos) o la natación (focas, cetáceos).
Éstos y otros argumentos, presentados en la dura competición de la selección natural, han convertido a los mamíferos en una clase exitosa.
El éxito de los humanos
Los humanos, un grupo más de mamíferos, hemos protagonizado una expansión espectacular gracias a nuestra habilidad para:
- elaborar tecnología y
- transmitirla culturalmente, aunque esta característica no sea exclusivamente nuestra.
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