También disponible en Euskera: Euskal Herriko paisaietan zehar
Precio: 87 € Comprar
Coordinación, Dirección y Edición: Guillermo Meaza Rodríguez
El libro que el lector tiene en sus manos ha sido elaborado por los profesores del Departamento de Geografía de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea. Cuando el trabajo se encontraba aún en fase de proyecto, se produjo el fallecimiento de una de las personas que con mayor simpatía lo había acogido: el profesor Félix M. Ugarte Elorza. Coautor, si no material sí moral, de esta obra, a él se la queremos dedicar desde el recuerdo de quienes tuvimos la suerte de ser sus colegas, compañeros y amigos.
Conforme íbamos avanzando en su realización, fue tomando cuerpo la idea de que el presente volumen constituyera la primera entrega, de presentación, de una “Geografía de Euskal Herria” destinada a cubrir uno de los vacíos más clamorosos del actual panorama científico y pedagógico de nuestro país. Se trata de un ambicioso proyecto editorial, organizado en una serie de tomos (2 para el Medio Físico, 4 para el Medio Humano y un Atlas), que el Departamento de Geografía de la U.P.V.-E.H.U. confía en llevar a buen término con la colaboración de un amplio equipo de especialistas, expertos conocedores de la realidad física y humana del territorio vasco.
El objetivo de este primer volumen es el de presentar, por medio de un amplio abanico de paisajes representativos, la originalidad y la diversidad geográfica -Física y humana- de Euskal Herria. Ahora bien, el término “paisaje” ha tenido y tiene diversas acepciones: algunas tienen únicamente en cuenta aspectos estéticos; otras son más científicas, entre ellas la geográfica que considera el paisaje como la expresión visual y sintética del sistema de interdependencias entre el medio físico y el humano en un territorio concreto, en nuestro caso Euskal Herria.
En el estudio del paisaje geográfico se analizan tanto los componentes del medio físico como los humanos. Los primeros por su relevancia visual y como indicadores de la estructuración del sistema. Los segundos porque no podemos tratar el paisaje sin tener en cuenta al hombre, su beneficiario y, al tiempo, factor de modificación. Por eso, desde una óptica histórica de adaptación al medio y su transformación, se analizan los diferentes usos dados al suelo, lo que permite interpretar la evolución del paisaje y dar un valor hístórico a los paisajes así tratados. Con todo, el componente humano no se analiza únicamente en su relación con el medio físico; también se interpretan, porque el paisaje así lo permite, las interdependencias humanas sintetizadas en la población y su actividad, en la estructura rural y urbana, en la infraestructura de comunicaciones, etc..
Algunos paisajes destacan por sus valores morfológicos, por los de su tapiz vegetal, por su carácter rural, urbano, etc... Así, los elementos que los articulan -configuradores de paisajes preponderantemente “naturales” o “culturales”- conllevan una serie de valores y constituyen un recurso, un patrimonio cuya evolución histórica, situación actual y directrices de gestión son también abordadas desde la óptica integradora de la Geografía.
En el tratamiento del paisaje geográfico como expresión visual, como escena sintética de un sistema, la utilización de fotografías es un método útil no sólo para su interpretación, sino también como recurso didáctico. Aunque su empleo no llegue a abarcar por completo la complejidad del sistema, la información que contienen sigue siendo enorme. En este sentido cabe destacar que la fotografía aérea oblícua permite detectar, al contrario de las verticales, caracteres de volumen, altitud y luminosidad correspondiéndose, en buena medida, con la perspectiva visual del hombre.
En correspondencia con todas estas ideas, hemos diseñado un esquema de trabajo que integra, en la caracterización geográfica de cada enclave paisajístico seleccionado, 3 elementos complementarios:
Una imagen fotográfica, obtenida a no excesiva altura sobre el objetivo. Como criterio de selección de las fotografía concretas, ha primado lo geográficamente expresivo sobre lo espectacular; un binomio cuyos dos términos no tienen por qué ser, como el lector tendrá ocasión de comprobar, necesariamente excluyentes. Es por ello por lo que, en ocasiones, se ha optado por presentar imágenes que muestran aspectos poco convencionales -pero muy reales y elocuentes- del enclave paisajístico en cuestión.
Un croquis esquemático, a pie de fotografía, donde se perfila el esbozo geográfico esencial de la misma. El diseño gráfico incluye referencias toponímicas y numéricas, de ubicación de los hechos y fenómenos en los que más interesa fijar la atención del lector.
Un comentario geográfico, sencillo pero bien documentado, que presenta las claves que su autor considera esenciales para la comprensión de la personalidad geográfica de la zona fotografiada. El texto incluye referencias numéricas que, como acabamos de apuntar, remiten a aspectos concretos señalados en el esquema gráfico. Algunos términos científicos se acompañan de un asterisco, lo que advierte al lector de la posibilidad de consultar su significado -en su acepción concreta para este texto- en el glosario ubicado al final del libro, que se cierra con un cuadro esquemático de la cronología geológica.
Como en toda obra colectiva donde colaboran personas con una especialización y una percepción del medio diferentes, la diversidad de interpretaciones es manifiesta. Ello contribuye a enriquecer la tipología de comentarios y a evitar la reiteración de enfoques y esquemas operativos mostrando, al tiempo, al lector la posibilidad -y la conveniencia- de abordar una caracterización multiforme de la realidad geográfica. Lo que no obsta para que el director del proyecto se haya hecho cargo de su coordinación respetando, en todo caso, la autonomía de los autores.
El estudio de los elementos caracterizadores de los distintos puntos del territorio, tratados desde un punto de vista geográfico, de interrelaciones, pone de manifiesto la gran diversidad de paisajes de Euskal Herria en relación a su exígua extensión territorial (poco más de 20.000 km.2). Este fenómeno está estrechamente ligado a su emplazamiento en la encrucijada de gradientes ambientales de muy diverso signo: atlánticos, mediterráneos, continentales y de alta montaña. Pero la jurisdicción espacial de cada una de ellas se ve fuertemente condicionada por la configuración morfológica del territorio. En efecto, el rumbo zonal de las principales alineaciones montañosas compartimenta el espacio en franjas ambientales y paisajísticas sensiblemente paralelas que, de norte a sur, configuran los 6 espacios comarcales en que se estructura el libro:
el Litoral, que desde la muga con Cantabria hasta los primeros arenales landeses dibuja un perfil arqueado de costa en general alta y poco articulada, con escasez de entalladuras y playas.
los Valles y Montañas Atlánticos, que comprenden la práctica totalidad de las tierras de Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa, buena parte de la Navarra húmeda del NW y algunos valles septentrionales de Alava.
las Montañas de la Divisoria Cantábrico-Mediterránea que, de oeste a este, configuran las sierras y crestones más elevadas del país, hasta sobrepasar, en el extremo oriental del Pirineo Navarro, los 2.400 m. de altitud.
los Valles y Montañas Subatlánticos, ya en la vertiente mediterránea, que conforman un espacio central alavés-navarro en el que, aún a sotavento de las montañas de la divisoria, todavía se deja sentir el influjo del ambiente cantábrico.
los Valles y Montañas Submediterráneos que, desde tierras burgalesas a aragonesas, se estiran en un amplio espacio comarcal en el que se inscribe la mayor parte de la Montaña y de los Valles Alaveses así como la práctica totalidad de la Navarra Media.
el Ambito Mediterráneo de la Depresión del Ebro, al sur de las denominadas “Sierras Exteriores”, que incluye la Ribera de Navarra y la Rioja Alavesa.
Con objeto de cubrir suficientemente estos 6 ámbitos geográficos se ha seleccionado un total de 76 enclaves paisajísticos, sin que de ello se derive un equilibrio forzado en cuanto al número de imágenes fotográficas por comarca. En efecto, en la distribución de puntos de estudio han intervenido criterios de extensión territorial, así como de interés y complejidad del medio físico y humano. De ahí las lógicas desigualdades, en parte compensadas por el hecho de que algunas tomas fotográficas están realizadas desde gran altura, con panorámicas que permiten abarcar simultáneamente varias comarcas ambientales. A partir de estas premisas puede también entenderse la asignación de enclaves por Territorios Históricos, con la salvedad de Euskal Herria Continental que está escasamente representada en la presente publicación a causa, entre otros motivos, de la dificultad de disponer de un surtido archivo de fotografías aéreas oblícuas.
El lector puede ubicar adecuadamente cada uno de los puntos de estudio en el mapa adjunto, en el que se localizan los 76 enclaves fotografiados. Estos puntos, identificados mediante el correspondiente número, incluyen una flecha de orientación que informa desde qué ángulo está obtenida la toma fotográfica.
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