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Un tratado de la danza vasca. Se la inserta en el contexto cultural europeo entre sus manifestaciones más sobresalientes. Se analizan las significaciones y símbolos de los rituales folclóricos de las danzas. En el trasfondo de la simbología de muchas de las danzas está la presencia amenazante del insecto, las defensas que propone el pensamiento mágico y la celebración del triunfo sobre la plaga. El moro como figura del insecto y metáfora del “otro”. Rgumentos avalados por la aportación iconográfica.
volver arribaPor Juan Antonio Urbeltz
Las danzas requieren una interpretación si queremos salvarlas
Juan Antonio Urbeltz (1940, Pamplona), investigador insaciable del folclore vasco, tenía 18 años cuando empezó a bailar danzas tradicionales. Pero quiso ir más allá de lo físico o lo púramente estético para hacer arqueología cultural. Desde entonces, ha estudiado antropología, mitología, lingüística y otras disciplinas, para descubrir todo aquello que se esconde tras el gesto y el movimiento. Urbeltz, cabeza visible del grupo Argia, publica ahora Danza. Rituales festivos, dentro de la enciclopedia Euskal Herria Emblemática, de Etor-Ostoa.
Pregunta. ¿Qué luces arroja este libro a la investigación sobre las danzas tradicionales?
Respuesta. Aporta una visión metafórica de la cultura tradicional. Las danzas vienen de una tradición no escrita que requiere una interpretación si queremos salvarla. Este fondo sagrado es lo que ha permitido a las sociedades campesinas sostener su tradición al margen de las presiones o de las religiones oficiales, en el caso de Europa, del Cristianismo.
P. ¿Dónde está el origen de las danzas tradicionales?
R. Las europeas corresponden al Neolítico, que arranca en el 10.000 antes de Cristo. La superpoblación de las primeras agrupaciones humanas lleva a la emigración y ahí está el origen de las danzas. Porque esos grupos humanos se desplazan con unos conocimientos sobre la naturaleza o el cuidado de los animales, pero también con un equipamiento espiritual de creencias, valores de tipo religioso, sagrado y de ritos.
P. ¿Ese origen hace que la danza vasca tenga puntos en común con otros bailes folclóricos europeos?
R. Sí, tenemos danzas muy próximas a las de Inglaterra y Rumanía, bailes en cadena similares a los de Grecia, Carnavales con puntos en común con Austria...
P. Póngame un ejemplo.
R. Hay tantas similitudes que hace unos años colocaron en un entidad de San Sebastián fotos de los años 20. Había varias que yo ya conocía de un grupo de dantzaris en la avenida de la Libertad. No eran vascos sino ingleses.
P. ¿Las danzas han perdido su significado con el paso del tiempo?
R. Quizá han perdido elementos reconocibles pero mantienen su bagaje. Llevar un escapulario no elimina portar una imagen de San Fermín o un amuleto. Hay una acumulación constante.
P. ¿Cuál es el límite para actualizar una danza sin desvirtuarla?
R. Precisamente, el fondo de metáforas, que nos permite elucubrar y fantasear de cara al espectáculo. Si tenemos por ejemplo la Ezpata-dantza y no profundizamos, nos quedamos con que es un baile de espadas. Pero ezpata también significa tábano, se hace de la espada un aguijón y, si se analiza, se ve que la coreografía del zortzinango representa el baile de un insecto, que era el que contagiaba enfermedades y diezmaba la población.
27/01/2002
http://www.elpais.com/
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